El Prosecco es un vino espumoso producido en la región de Veneto y Friuli-Venezia-Giulia, en el noreste de Italia. Se elabora principalmente con la uva Glera, aunque se permiten otras variedades blancas en su producción, como la Verdiso, la Bianchetta Trevigiana y la Perera.
El vino se realiza mediante el Método Charmat, también conocido como el método italiano. Tras la elaboración normal de un vino blanco base, éste se introduce en un tanque sellado presurizado para pasar por una segunda fermentación, durante la que se libera dióxido de carbono en forma de burbujas naturales. Este método se diferencia de las elaboraciones de Cava y Champagne, en que estos realizan esta segunda fermentación en la botella; Método Champenoise.
Tipos de prosecco
Hay dos tipos principales de Prosecco: el Prosecco spumante, que es completamente espumoso, y el Prosecco frizzante, que tiene una efervescencia más ligera. El Prosecco se elabora utilizando el método Charmat, en el que la segunda fermentación, que produce el gas carbónico, tiene lugar en grandes tanques de acero inoxidable en lugar de en botella.
Hay tres estilos según su nivel de azúcar residual: Brut, Seco y ExtraSeco. La regulación de la calidad se muestra en el etiquetaje como Prosecco DOC, Denominazione di Origine Controllata, Prosecco DOCG y Superiore DOCG, que supone la clasificación más alta para los vinos provenientes de las subzonas Asolo y Conegliano Valdobbiadene.
Características del prosecco
El prosecco es un vino espumoso, refrescante, ligero, aromático, con un gusto cítrico y recuerdos a pera. Se sirve frío y es una bebida ideal en cualquier momento.
La gran mayoría de los consumidores encuentran en el Prosecco un vino más sencillo, más suave y mucho más fácil de beber que otros espumosos y por supuesto, mucho más económico que el Champagne. El consumo de este vino espumoso italiano en los EE.UU., por ejemplo, se ha cuadruplicado en los últimos años.
El Prosecco se caracteriza por su frescura y ligereza, con notas de manzana, pera, melocotón y flores blancas. Es un vino seco, pero no tan seco como el Champagne, lo que lo hace más accesible para muchos paladares. Su acidez refrescante lo convierte en una excelente opción para beber durante una comida, especialmente como aperitivo.
Maridaje
El Prosecco se puede maridar con una gran variedad de alimentos. Es un excelente compañero para aperitivos, mariscos, ensaladas, carnes blancas y postres ligero.
También funciona bien en cocktelería y los mixólogos lo incluyen en muchos de sus cócteles. Un cocktail perfecto para el verano es Prosecco con fresa o granadina. Combinar este vino con zumos, no le resta personalidad al vino, sino que es un ejemplo de su versatilidad.
También es una excelente opción para brindar en celebraciones y ocasiones especiales.
A la hora de servir el Prosecco, es importante asegurarse de que esté bien frío. Se recomienda servirlo frio. Para abrir una botella de Prosecco, se debe retirar con cuidado la cápsula y el corcho, sujetando firmemente la base de la botella con una mano y girando la botella con la otra. Se debe verter lentamente en una copa de flauta para preservar las burbujas y disfrutar de su aroma.
En conclusión, el Prosecco es un vino espumoso agradable y fácil de beber, ideal para celebraciones y comidas informales. Su frescura y sabor frutal lo convierten en una excelente opción para maridar con una amplia variedad de alimentos. Si aún no lo ha probado, le recomiendo que lo pruebe y descubra por qué el Prosecco se ha convertido en uno de los vinos más populares del mundo. Salud!
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